Para nosotros los católicos la identidad ha sido resumida por varios autores de manera muy pobre pues todos se concentran en las emociones, habilidades, capacidades y vivencias, y si bien, tienen razón en parte, les falta a nuestro parecer lo más importante: su esencia.
Para nosotros la identidad del ser humano va más allá pues de aquellas cosas que nos distinguen como si fuéramos mercancía con diferentes usos y habilidades, y de diferente capacidad intelectual, la identidad para nosotros es valga la palabra lo que nos hace “idénticos”, es decir nuestra esencia, y ¿Qué es lo que nos hace idénticos a todos los seres humanos?
Para nosotros la identidad del ser humano va más allá pues de aquellas cosas que nos distinguen como si fuéramos mercancía con diferentes usos y habilidades, y de diferente capacidad intelectual, la identidad para nosotros es valga la palabra lo que nos hace “idénticos”, es decir nuestra esencia, y ¿Qué es lo que nos hace idénticos a todos los seres humanos?
Veamos este fragmento del Génesis: “Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó”, el hombre pues ocupa un lugar único en la creación: "está hecho a imagen de Dios, de todas las criaturas visibles sólo el hombre es "capaz de conocer y amar a su Creador", para este fin ha sido creado y ésta es la razón fundamental de su dignidad.
¿Qué quiere decir esto? Entendamos pues esto en idioma normal: la identidad del hombre no es lo que lo diferencia del resto de los demás (sus habilidades, capacidades, forma física) sino lo que nos une a todos, que es la posibilidad de conocer y amar a su Creador, y las otras cosas quedan delegadas a un segundo plano. O sea la capacidad de amar y por lo tanto ser felices es lo que nos hace idénticos a Dios y a los demás. Ese es el objetivo de la vida del hombre.
Para concluir veamos este otro fragmento del catecismo de la Iglesia Católica: "Debido a la comunidad de origen, el género humano forma una unidad. Porque Dios "creó [...] de un solo principio, todo el linaje humano"
Entonces si el ser humano forma un conjunto de seres semejantes y únicos, entonces amémonos los unos a los otros y ayudémonos todos, porque la verdadera felicidad no se podrá obtener sabiendo que el otro sufre y que uno no está haciendo nada por ayudar, la idea de poder tener una felicidad individual es correcta pero si uno es feliz y no hace nada por ayudar a que los demás sean felices inevitablemente su felicidad irá disminuyendo.
¿Quién en este mundo puede ser feliz mientras en su propia casa, su hermano o su hermana, su padre, su madre, su abuelo o su sirvienta, están viviendo en una profunda tristeza y no se hace nada para ayudarlos? ¿Acaso eso sería felicidad? Es verdad que a veces la gente no quiere ser ayudada pero la felicidad se dará en medida de las buenas intenciones del corazón y no tanto de las obras de las manos. Y entonces ¿Qué ser humano podrá ser feliz si millones de sus hermanos están sufriendo y no hacemos nada para evitarlo?
Así que dejemos de lado esas diferencias que nos separan pues son mucho más importantes las cosas que nos hacen idénticos a los demás y ayudémoslos como si fuéramos nosotros. Y para esto naturalmente tendremos que amarnos a nosotros primero, o amarnos a nosotros como amamos a los demás. Porque si decimos que amamos a los demás más que a nosotros sería mentira, y si decimos que nos amamos más que a los demás también es mentira, en realidad es el mismo amor que cuando se tiene se esparce a todos lados por igual. “Y si decimos que amamos a Dios y no a los demás también es mentira y viceversa” (1 Juan 3:11-18).
¿Quién en este mundo puede ser feliz mientras en su propia casa, su hermano o su hermana, su padre, su madre, su abuelo o su sirvienta, están viviendo en una profunda tristeza y no se hace nada para ayudarlos? ¿Acaso eso sería felicidad? Es verdad que a veces la gente no quiere ser ayudada pero la felicidad se dará en medida de las buenas intenciones del corazón y no tanto de las obras de las manos. Y entonces ¿Qué ser humano podrá ser feliz si millones de sus hermanos están sufriendo y no hacemos nada para evitarlo?
En conclusión el amor verdadero es el que se puede esparcir a todos los que te rodean, hagan la prueba y verán como su matrimonio, noviazgo, relaciones familiares y amistades mejorarán en medida que aprendamos realmente a amar como Dios manda, pues aprender los caminos de Dios es aprender a amar, la biblia resume todo su contenido en una palabra: amor. Los mandamientos se resumen en una frase: amarás a dios sobre todas las cosas y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Y también la felicidad.
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