Hoy, Dios nos ha regalado a cada uno de nosotros un cuaderno nuevo de 366 páginas, sin manchas, sin borrones, sin tareas mal hechas, sin respuestas equivocadas, sin quejas de los profesores que haya que llevar firmadas por nuestros padres.
Un cuaderno para que hagamos muchos ejercicios con la primera persona del verbo amar, porque segurito que eso es lo que nos van a preguntar en el examen final.
Un cuaderno para que practiquemos, hasta que nos salga sin ningún error, la transformación de la voz pasiva en voz activa; aquello de pasar del ser servido a servir, que tanto nos recomendó el Maestro.
Un cuaderno para esas tareas de aritmética que se nos hacen a veces tan difíciles... sumar todas esas cosas que Cristo nos dijo que son las que van a valer en el cielo: delicadezas, servicialidades, obras de misericordia... restar, como aquella pobre mujer del evangelio, no de lo que nos sobra sino de lo necesario, para ayudar a los más necesitados.... multiplicar perdones no por 7 sino por 70 veces siete, y dividir entre los pobres, si no todo, por lo menos algo de nuestro sueldo.
Un cuaderno, en fin, para hacer esa tarea que Dios nos ha dejado y que, sin duda alguna, María, que es su Madre y nuestra también, si se lo pedimos hoy nos ayudará a cumplir y a revisar.
Un cuaderno nuevecito para escribir hoy, en la primera página: "Con todo cariño, a mi Madre del cielo".
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