En su esfuerzo por dar a la homosexualidad todas las
apariencias de normalidad, el movimiento homosexual se ha vuelto hacia la
ciencia, intentando probar tres premisas mayores:
1. La homosexualidad es genética o innata;
2. La homosexualidad es irreversible;
3. Una vez que hay animales que tienen vida sexual
con otros del mismo sexo, esto es natural.
El artículo concluye que la homosexualidad no es
sólo contraria a la naturaleza racional del
hombre, sino también a la naturaleza animal.
(del libro gratuito “En
defensa de una Ley Superior“)
Los medios de comunicación de izquierda han sido
bien solícitos es anticipar el veredicto de la comunidad científica y difundir
la falsa impresión de que la ciencia valida la homosexualidad. La evidencia no
podía ser más contraria.
“¡Yo nací así!”
El argumento de que los homosexuales “nacieron de
esa forma” o de que “está en los genes” condujo a la búsqueda del gen
homosexual. Tres proyectos de investigación han sido comúnmente mal
interpretados para apoyar esa conclusión, en especial las del Dr. Simon levay,
Drs. J. Michael Bailey y Richard C. Pillard, y el Dr. Dean Hamer.[1]La
Asociación Médica Católica resume los hechos en Homosexualidad y Esperanza:
Varios investigadores han tratado de encontrar una
causa biológica para la atracción entre seres del mismo sexo. Los medios de
comunicación han promovido la idea de que un “gen gay” ya ha sido descubierto…
pero, a pesar de varios intentos, ninguno de los muy difundidos estudios… ha
sido científicamente demostrado. Varios autores han revisado cuidadosamente
estos estudios y encontrado que, no sólo éstos no prueban la base genética para
la atracción por el mismo sexo, sino que ni siquiera contienen tales
declaraciones…
Si la atracción por el mismo sexo estuviese
genéticamente determinada, entonces uno esperaría que unos gemelos sean
idénticos en sus atracciones sexuales. Hay, sin embargo, numerosos informes
sobre gemelos que no son idénticos en sus atracciones sexuales.[2]
El Estudio del Dr. Simon levay
La investigación del Dr. Levay sobre el cerebro se
centró en un grupo de células del hipotálamo, conocidas como INAH-3. El alegó
haber encontrado “sutiles, pero significativas diferencias” entre las
estructuras cerebrales de hombres homosexuales y normales. Concluyó el resumen
de su estudio diciendo:
“Este descubrimiento … sugiere que la orientación sexual tiene un substrato
biológico.”[3]Fue tanta y tan descabellada la especulación que siguió a la
publicación de su estudio en Science Magazine que el Dr. Levay se sintió
impelido a enmendarlo. En 1993, escribió:
Para muchas personas, encontrar una diferencia en la
estructura cerebral entre hombres homosexuales y normales equivale a probar que
los homosexuales “nacieron así”. Una y otra vez he sido definido como alguien
que “probó que la homosexualidad es genética,” o algo así. No lo hice. Mis
observaciones fueron hechas sólo en adultos que fueron sexualmente activos por
un período considerable de tiempo. No es posible, sólo con base en mis
observaciones, decir si las diferencias estructurales estaban presentes al
nacer y más tarde, influenciaron a los hombres a hacerse homosexuales o
normales; o eso apareció en su vida adulta, quizá como resultado de su conducta
sexual.[4]
La insistencia del Dr. Levay en observaciones más
amplias es el punto capital de todo el problema. Explicando la investigación
hecha por un profesor de neurología en la Universidad de California en
Berkeley, Dr. A. Dean Byrd dice:
[El Profesor] Breedlove concluyó que el cerebro no
es un órgano estático. Cambia y se ajusta al comportamiento, y, en el caso de
este estudio, específicamente a la conducta sexual. Así, cuando alguien se
empeña en un acto particular repetidamente, ciertos circuitos nerviosos en el
cerebro son fortalecidos. Como el cerebro es un órgano físico, cuando estos
circuitos nerviosos son fortalecidos, se reflejan en la química del cerebro.
Alguien que repetidamente juega basketball tendrá un cerebro diferente de
alguien que estudia técnicas aeroespaciales. Asimismo, el comportamiento de una
persona homosexual probablemente produce un resultado diferente en la
estructura cerebral. Estudios como el de levay, aunque sean concluyentes, sólo
muestran lo que la ciencia ya sabe sobre el cerebro.[5]
El Estudio de Bailey y Pillard
El Estudio de Bailey y Pillard se centró en
mellizos. Como el estudio de la Asociación Médica Católica señala, si la
homosexualidad es genética, gemelos, que comparten el mismo código genético,
deberían tener actitudes idénticas hacia la homosexualidad.Sin embargo, los
Drs. Bailey y Pillard no pudieron establecer esto. Su estudio probó que, cuando
un gemelo era homosexual, había aproximadamente una probabilidad 50/50 de que
el otro gemelo fuese también homosexual. No obstante, esta probabilidad 50/50
es más bien atribuible a la influencia de la cultura circundante y del otro
gemelo.
Como el Dr. Byrd señala: “El único punto esencial
que emerge de la investigación de Bailey y Pillard realmente probó que las
influencias ambientales juegan un fuerte papel en el desarrollo de la
homosexualidad.” [6]
El estudio del Dr. Dean H. Hamer
Mucha gente equivocadamente cree que Dr. Dean H.
Hamer descubrió el “gen gay”. Su investigación del ADN se centró en una pequeña
parte del cromosoma X en la posición Xq28. Después de analizar esta secuencia
de ADN en cuarenta pares de hermanos homosexuales, concluyó que los mismos
marcadores genéticos existían en el 83% de ellos.Sus hallazgos fueron mal
interpretados, como siendo una prueba de que la homosexualidad es genética y
hereditaria. Sin embargo, como el mismo Dr. Hamer afirmó:
La herencia no produjo lo que originalmente
esperábamos encontrar: una simple herencia Mendeliana. De hecho, nunca
encontramos una sola familia en la cual la homosexualidad hubiese sido
transmitida según el obvio modelo que Mendel observó en sus plantas de
guisantes.[7]
El Dr. George Rice realizó de nuevo la investigación
del Dr. Hamer, pero con diferentes resultados. Esto llevó al Dr. Rice a
concluir: “Nuestros datos no apoyan la presencia de un gen de amplio efecto que
influencie la orientación sexual en la posición Xq28.” [8]
Neil Whitehead, un Ph.D. En bioquímica, afirmó: “la
homosexualidad no es innata, no es dictada genéticamente, no es inmutable.” [9]
“¡Yo no puedo cambiar!”
Nada es más devastador para la agenda homosexual que
la afirmación de que la homosexualidad puede ser curada. En realidad, si la
homosexualidad es genética, dominante e irreversible, entonces nadie es
responsable por los actos sexuales desviados, una vez que no pueden ser
resistidos o cambiados cuando se desea.Sin embargo, el hecho innegable es que,
actuando sobre el comportamiento homosexual pasado, la terapia psicológica
probó ser exitosa en disminuir, y en muchos casos aun eliminar, la atracción
indeseada por el mismo sexo. Esto desconcierta a los activistas homosexuales
radicales.[10]
Por esta razón, el movimiento homosexual ostenta una
marcada aversión hacia aquellos que sugerirían que la homosexualidad puede ser
revertida o curada. Por ejemplo, el Dr. C. C. Tripp declaró en un debate
público: “No hay una solo caso registrado de un cambio en la orientación
homosexual que haya sido considerado válido por jueces externos o por
análisis.”[11]
Basado en su experiencia profesional, el Dr.
Lawrence Hatterer respondió:
Yo he “curado” a muchos homosexuales… Cualquier otro
investigador puede examinar mi trabajo porque está todo documentado en 10 años
de cintas magnéticas. Muchos de estos pacientes “curados” (prefiero usar la
palabra “cambiados”) se han casado, tenido familias y vivido felices. Es un
mito destructivo que “una vez que es homosexual, siempre lo será.”[12]
Enfrentado con la evidencia, aun el Dr. Robert L.
Spitzer, que dirigió la campaña en la Asociación Psiquiátrica Norteamericana
para suprimir la homosexualidad de la lista de desórdenes psiquiátricos, cambió
de opinión: “Como la mayoría de los psiquiatras, yo pensaba que el
comportamiento homosexual no podía ser resistido, pues la orientación sexual no
podía ser cambiada. Ahora creo que eso es falso: algunas personas pueden y
hacen el cambio.”[13]
En un estudio sobre 200 ex-homosexuales, hecho el
año 2001, el Dr. Spitzer encontró que la religión era una razón muy importante
por la que muchos abandonaron la homosexualidad: “Las dos razones más comunes
para buscar el cambio eran que vivir como un homosexual o lesbiana ya no era
satisfactorio (81%) y que el comportamiento homosexual estaba reñido con la
religión del participante (79%).”[14]
Los resultados significativamente positivos de la
terapia simplemente no pueden ser ignorados. La declaración Homosexualidad y
Esperanza, de la Asociación Médica Católica observa:
Varios terapeutas han escrito extensamente sobre los
resultados positivos de la terapia para la atracción homosexual. Revistas de
tratamiento para las atracciones no deseadas hacia el mismo sexo muestran que
es tan exitoso como el tratamiento para problemas psicológicos similares:
alrededor del 30% se libera de los síntomas y otro 30% experimenta una mejoría.
Relatos de algunos terapeutas han sido igualmente
positivos… Esto es sólo una muestra representativa de los terapeutas que
relatan resultados exitosos en el tratamiento de personas que experimentan
atracción hacia el mismo sexo.[15]
Si la terapia para la atracción no deseada por el
mismo sexo registra una tasa de éxito del 30% (y otro 30% son parcialmente
curados) en la sociedad hedonista de hoy, ¿cuánto más éxito se podría esperar
en una cultura verdaderamente católica que proporcione todos los elementos para
la práctica de la virtud?
“Si los animales lo hacen, entonces debe ser natural”
Conscientes de la debilidad científica de sus dos
primeras premisas, los activistas homosexuales a menudo usan la tercera premisa
basada en el comportamiento animal.El raciocinio que está por detrás de esta
tercera premisa científica homosexual podría ser formulado así: “El
comportamiento homosexual se observa en animales. Los animales siguen sus
instintos de acuerdo con su naturaleza. Por tanto, la homosexualidad está de
acuerdo con la naturaleza animal. Una vez que el hombre es también animal,
entonces la homosexualidad debe también estar de acuerdo con la naturaleza
humana.”
¿El infanticidio y el canibalismo son también parte
de la naturaleza humana?
Esta tipo de raciocinio homosexual es insostenible.
Quienes lo aplican a actos aparentemente homosexuales entre animales deben
aceptar también otras formas de comportamiento animal, tales como el que los
padres maten a sus descendientes, o que algunas especies se devoren entre sí,
pues están de acuerdo con la naturaleza animal.[16]Aplicando este raciocinio al
hombre (porque también es animal) forzaría a aceptar la conclusión absurda de
que el infanticidio y el canibalismo están de acuerdo con la naturaleza
humana.[17]
No existe en animales un “instinto homosexual”
Cualquiera que se ocupe de la más elemental
observación animal es forzado a concluir que la “homosexualidad” animal, el
infanticidio y el canibalismo son excepciones al comportamiento normal animal.
En consecuencia, no se puede hablar de ellos como de instintos en la naturaleza
animal. Estas formas observables y excepcionales de comportamiento animal
resultan de otros factores que están más allá de los instintos normales.
Explicando el problema: estímulos que se chocan e
instintos confusos
Explicando el problema de estos comportamientos, la
primera observación debe ser el hecho de que los instintos animales no están
atados por el determinismo absoluto de la leyes físicas que gobiernan el mundo
mineral. En varios grados, todos los seres vivos pueden adaptarse en algo a las
circunstancias. Ellos responden a estímulos internos o externos.En segundo
lugar, la cognición animal es puramente sensorial, limitada a sonidos, olores, tacto,
gustos e imágenes. Así, ellos no tienen la precisión y claridad de la
percepción intelectual humana. Por lo tanto, no es raro que los animales
confundan una sensación con otra o un objeto con otro.
Los instintos mueven un animal hacia un fin de acuerdo
con su naturaleza. Sin embargo, la confianza espontánea del impulso instintivo
puede sufrir modificaciones en su curso, cuando otras imágenes sensoriales,
percepciones o memorias pueden entrar en juego como nuevos estímulos que
afectan el comportamiento del animal. También, el conflicto de dos o más
instintos puede a veces modificar el impulso original.
En el hombre, cuando dos reacciones instintivas se
chocan, el intelecto determina el mejor camino a seguir, y la voluntad entonces
refrena un instinto mientras estimula el otro.
Con animales, dada la ausencia de intelecto y
voluntad, cuando dos impulsos instintivos chocan, prevalece aquel más
favorecido por las circunstancias. Esto resulta en casos observables de
“infanticidio” animal, canibalismo y “homosexualidad.”
“Infanticidio” animal
Sarah Hartwell explica que gatos matan sus gatitos
como resultado de recibir señales mezcladas de sus instintos:La mayoría de las
gatas pueden conmutar entre “el modo de jugar” y “el modo de cazar” para no
dañar a sus crías. En las gatas este desconectar del “modo de cazar” puede ser
incompleto y, cuando ellas están muy excitadas con el juego, el instinto
“cazador” se refuerza y ellas pueden matar a los gatitos. El instinto de caza
es tan fuerte, y es tan duro desactivarlo cuando la presa está presente, que el
descuartizar y aun el comer los gatitos puede seguirse… Compare el tamaño,
sonido y actividad de gatitos con el tamaño, sonido y actividad de la presa.
Ambos son pequeños, tienen voces chillonas y tienen movimientos rápidos y
erráticos. Todo esto dispara el comportamiento cazador. En la gata, el
comportamiento maternal no siempre puede sobrepasar el comportamiento cazador y
ella trata a los gatitos exactamente del mismo modo como trataría a una presa
pequeña. Sus instintos están confundidos.[18]
Canibalismo animal
A respecto del canibalismo animal la revista Iran
Nature and Wildlife Magazine comenta:[Un] caníbal es un animal que se alimenta
de otros de su propia especie… Alrededor de 140 especies diferentes muestran
tendencias caníbales en varias situaciones. El canibalismo es más común entre
vertebrados inferiores e invertebrados, a menudo debido a que el animal
depredador confunde a uno de su especie con una presa. Pero también ocurre
entre pájaros y mamíferos, especialmente cuando la comida es escasa.[19]
Comportamiento animal “homosexual”
Exactamente porque los animales carecen de razón,
sus medios de expresar sus estados afectivos (temor, placer, dolor, deseo,
etc.) Son limitados. Los animales carecen de los ricos recursos de que el
hombre dispone de adaptar su modo de hablar, mirar y hacer gestos para expresar
sentimientos. En consecuencia, los animales a menudo expresan ambiguamente sus
estados afectivos. Ellos piden prestadas, por así decir, las manifestaciones
del instinto de reproducción para manifestar los instintos de dominio,
agresividad, temor, gregarismo, etc.Un ejemplo típico de este fenómeno puede
ser visto con bonobos. Estos mamíferos de la familia de los chimpancés
mantienen un comportamiento aparentemente sexual. Estas actitudes sexuales son
su manera de expresar dominio, temor, aceptación y otros estados afectivos.
Así, Frans B. M. De Waal, que pasó cientos de horas observando y filmando
bonobos, dice:
Hay dos razones para creer que la actividad sexual
[comportamiento] es la respuesta del bonobo para evitar conflicto.
Primero, cualquier cosa, no solamente el alimento, que despierta el interés de
más de un bonobo a la vez tiende a resultar en contacto sexual. Si dos bonobos
se aproximan a una caja de cartón lanzada dentro de su cerca, ellos rápidamente
montarán encima del otro antes de jugar con la caja. Tales situaciones conducen
a riñas en la mayoría de las otras especies. Pero los bonobos son enteramente
tolerantes, quizá porque ellos usan el sexo para apartar la atención ydiluir la
tensión.
Segundo, la actividad sexual de los bonobos a
menudo ocurre en contextos agresivos sin relación alguna con la comida. Un
macho celoso podría expulsar a otro lejos de la hembra, después de lo cual los
dos machos se reúnen y realizan un frotamiento de los órganos sexuales. O
después de que una hembra golpea a una cría, la madre de esta última
puede embestir a la agresora, acción que es inmediatamente seguida por un
frotamiento de los genitales entre las dos adultas.[20]
Otra explicación para el comportamiento
aparentemente “homosexual” entre animales es la confusión al identificar al
otro sexo. Mientras más bajas sean las especies en la escala animal, más tenues
y difíciles de detectar son las diferencias entre sexos, llevando a confusiones
más frecuentes.
En todo caso, permanece el hecho de que,
cualesquiera sean las apariencias que el comportamiento animal “homosexual”
pueda asumir, ellas no vienen de un instinto “homosexual” que sea parte de la
naturaleza animal. El Dr. Antonio Pardo, Profesor de Bioética en la Universidad
de Navarra, España, explica:
Hablando en términos precisos, la homosexualidad no
existe entre animales… Por razones de supervivencia, el instinto reproductivo
entre animales es siempre dirigido hacia un individuo del sexo opuesto. Por
tanto, un animal nunca puede ser homosexual como tal. Sin embargo, la
interacción de otros instintos (particularmente el dominio) puede resultar en
comportamiento que parezca ser homosexual. Tal comportamiento no puede ser
considerado equivalente a una homosexualidad animal. Todo esto significa que el
comportamiento sexual animal abarca aspectos más allá de la reproducción.[21]
Concluyendo, la homosexualidad no es sólo contraria
a la naturaleza racional del hombre, sino también a la naturaleza animal.
Fuente: accionfamilia.org
En su esfuerzo por dar a la homosexualidad todas las
apariencias de normalidad, el movimiento homosexual se ha vuelto hacia la
ciencia, intentando probar tres premisas mayores:
1. La homosexualidad es genética o innata;
2. La homosexualidad es irreversible;
3. Una vez que hay animales que tienen vida sexual
con otros del mismo sexo, esto es natural.
El artículo concluye que la homosexualidad no es
sólo contraria a la naturaleza racional del
hombre, sino también a la naturaleza animal.
(del libro gratuito “En
defensa de una Ley Superior“)
Los medios de comunicación de izquierda han sido
bien solícitos es anticipar el veredicto de la comunidad científica y difundir
la falsa impresión de que la ciencia valida la homosexualidad. La evidencia no
podía ser más contraria.
“¡Yo nací así!”
El argumento de que los homosexuales “nacieron de
esa forma” o de que “está en los genes” condujo a la búsqueda del gen
homosexual. Tres proyectos de investigación han sido comúnmente mal
interpretados para apoyar esa conclusión, en especial las del Dr. Simon levay,
Drs. J. Michael Bailey y Richard C. Pillard, y el Dr. Dean Hamer.[1]La
Asociación Médica Católica resume los hechos en Homosexualidad y Esperanza:
Varios investigadores han tratado de encontrar una
causa biológica para la atracción entre seres del mismo sexo. Los medios de
comunicación han promovido la idea de que un “gen gay” ya ha sido descubierto…
pero, a pesar de varios intentos, ninguno de los muy difundidos estudios… ha
sido científicamente demostrado. Varios autores han revisado cuidadosamente
estos estudios y encontrado que, no sólo éstos no prueban la base genética para
la atracción por el mismo sexo, sino que ni siquiera contienen tales
declaraciones…
Si la atracción por el mismo sexo estuviese
genéticamente determinada, entonces uno esperaría que unos gemelos sean
idénticos en sus atracciones sexuales. Hay, sin embargo, numerosos informes
sobre gemelos que no son idénticos en sus atracciones sexuales.[2]
El Estudio del Dr. Simon levay
La investigación del Dr. Levay sobre el cerebro se
centró en un grupo de células del hipotálamo, conocidas como INAH-3. El alegó
haber encontrado “sutiles, pero significativas diferencias” entre las
estructuras cerebrales de hombres homosexuales y normales. Concluyó el resumen
de su estudio diciendo:
“Este descubrimiento … sugiere que la orientación sexual tiene un substrato biológico.”[3]Fue tanta y tan descabellada la especulación que siguió a la publicación de su estudio en Science Magazine que el Dr. Levay se sintió impelido a enmendarlo. En 1993, escribió:
Para muchas personas, encontrar una diferencia en la
estructura cerebral entre hombres homosexuales y normales equivale a probar que
los homosexuales “nacieron así”. Una y otra vez he sido definido como alguien
que “probó que la homosexualidad es genética,” o algo así. No lo hice. Mis
observaciones fueron hechas sólo en adultos que fueron sexualmente activos por
un período considerable de tiempo. No es posible, sólo con base en mis
observaciones, decir si las diferencias estructurales estaban presentes al
nacer y más tarde, influenciaron a los hombres a hacerse homosexuales o
normales; o eso apareció en su vida adulta, quizá como resultado de su conducta
sexual.[4]
La insistencia del Dr. Levay en observaciones más
amplias es el punto capital de todo el problema. Explicando la investigación
hecha por un profesor de neurología en la Universidad de California en
Berkeley, Dr. A. Dean Byrd dice:
[El Profesor] Breedlove concluyó que el cerebro no
es un órgano estático. Cambia y se ajusta al comportamiento, y, en el caso de
este estudio, específicamente a la conducta sexual. Así, cuando alguien se
empeña en un acto particular repetidamente, ciertos circuitos nerviosos en el
cerebro son fortalecidos. Como el cerebro es un órgano físico, cuando estos
circuitos nerviosos son fortalecidos, se reflejan en la química del cerebro.
Alguien que repetidamente juega basketball tendrá un cerebro diferente de
alguien que estudia técnicas aeroespaciales. Asimismo, el comportamiento de una
persona homosexual probablemente produce un resultado diferente en la
estructura cerebral. Estudios como el de levay, aunque sean concluyentes, sólo
muestran lo que la ciencia ya sabe sobre el cerebro.[5]
El Estudio de Bailey y Pillard
El Estudio de Bailey y Pillard se centró en
mellizos. Como el estudio de la Asociación Médica Católica señala, si la
homosexualidad es genética, gemelos, que comparten el mismo código genético,
deberían tener actitudes idénticas hacia la homosexualidad.Sin embargo, los
Drs. Bailey y Pillard no pudieron establecer esto. Su estudio probó que, cuando
un gemelo era homosexual, había aproximadamente una probabilidad 50/50 de que
el otro gemelo fuese también homosexual. No obstante, esta probabilidad 50/50
es más bien atribuible a la influencia de la cultura circundante y del otro
gemelo.
Como el Dr. Byrd señala: “El único punto esencial
que emerge de la investigación de Bailey y Pillard realmente probó que las
influencias ambientales juegan un fuerte papel en el desarrollo de la
homosexualidad.” [6]
El estudio del Dr. Dean H. Hamer
Mucha gente equivocadamente cree que Dr. Dean H.
Hamer descubrió el “gen gay”. Su investigación del ADN se centró en una pequeña
parte del cromosoma X en la posición Xq28. Después de analizar esta secuencia
de ADN en cuarenta pares de hermanos homosexuales, concluyó que los mismos
marcadores genéticos existían en el 83% de ellos.Sus hallazgos fueron mal
interpretados, como siendo una prueba de que la homosexualidad es genética y
hereditaria. Sin embargo, como el mismo Dr. Hamer afirmó:
La herencia no produjo lo que originalmente
esperábamos encontrar: una simple herencia Mendeliana. De hecho, nunca
encontramos una sola familia en la cual la homosexualidad hubiese sido
transmitida según el obvio modelo que Mendel observó en sus plantas de
guisantes.[7]
El Dr. George Rice realizó de nuevo la investigación
del Dr. Hamer, pero con diferentes resultados. Esto llevó al Dr. Rice a
concluir: “Nuestros datos no apoyan la presencia de un gen de amplio efecto que
influencie la orientación sexual en la posición Xq28.” [8]
Neil Whitehead, un Ph.D. En bioquímica, afirmó: “la
homosexualidad no es innata, no es dictada genéticamente, no es inmutable.” [9]
“¡Yo no puedo cambiar!”
Nada es más devastador para la agenda homosexual que
la afirmación de que la homosexualidad puede ser curada. En realidad, si la
homosexualidad es genética, dominante e irreversible, entonces nadie es
responsable por los actos sexuales desviados, una vez que no pueden ser
resistidos o cambiados cuando se desea.Sin embargo, el hecho innegable es que,
actuando sobre el comportamiento homosexual pasado, la terapia psicológica
probó ser exitosa en disminuir, y en muchos casos aun eliminar, la atracción
indeseada por el mismo sexo. Esto desconcierta a los activistas homosexuales
radicales.[10]
Por esta razón, el movimiento homosexual ostenta una
marcada aversión hacia aquellos que sugerirían que la homosexualidad puede ser
revertida o curada. Por ejemplo, el Dr. C. C. Tripp declaró en un debate
público: “No hay una solo caso registrado de un cambio en la orientación
homosexual que haya sido considerado válido por jueces externos o por
análisis.”[11]
Basado en su experiencia profesional, el Dr.
Lawrence Hatterer respondió:
Yo he “curado” a muchos homosexuales… Cualquier otro
investigador puede examinar mi trabajo porque está todo documentado en 10 años
de cintas magnéticas. Muchos de estos pacientes “curados” (prefiero usar la
palabra “cambiados”) se han casado, tenido familias y vivido felices. Es un
mito destructivo que “una vez que es homosexual, siempre lo será.”[12]
Enfrentado con la evidencia, aun el Dr. Robert L.
Spitzer, que dirigió la campaña en la Asociación Psiquiátrica Norteamericana
para suprimir la homosexualidad de la lista de desórdenes psiquiátricos, cambió
de opinión: “Como la mayoría de los psiquiatras, yo pensaba que el
comportamiento homosexual no podía ser resistido, pues la orientación sexual no
podía ser cambiada. Ahora creo que eso es falso: algunas personas pueden y
hacen el cambio.”[13]
En un estudio sobre 200 ex-homosexuales, hecho el
año 2001, el Dr. Spitzer encontró que la religión era una razón muy importante
por la que muchos abandonaron la homosexualidad: “Las dos razones más comunes
para buscar el cambio eran que vivir como un homosexual o lesbiana ya no era
satisfactorio (81%) y que el comportamiento homosexual estaba reñido con la
religión del participante (79%).”[14]
Los resultados significativamente positivos de la
terapia simplemente no pueden ser ignorados. La declaración Homosexualidad y
Esperanza, de la Asociación Médica Católica observa:
Varios terapeutas han escrito extensamente sobre los
resultados positivos de la terapia para la atracción homosexual. Revistas de
tratamiento para las atracciones no deseadas hacia el mismo sexo muestran que
es tan exitoso como el tratamiento para problemas psicológicos similares:
alrededor del 30% se libera de los síntomas y otro 30% experimenta una mejoría.
Relatos de algunos terapeutas han sido igualmente
positivos… Esto es sólo una muestra representativa de los terapeutas que
relatan resultados exitosos en el tratamiento de personas que experimentan
atracción hacia el mismo sexo.[15]
Si la terapia para la atracción no deseada por el
mismo sexo registra una tasa de éxito del 30% (y otro 30% son parcialmente
curados) en la sociedad hedonista de hoy, ¿cuánto más éxito se podría esperar
en una cultura verdaderamente católica que proporcione todos los elementos para
la práctica de la virtud?
“Si los animales lo hacen, entonces debe ser natural”
Conscientes de la debilidad científica de sus dos
primeras premisas, los activistas homosexuales a menudo usan la tercera premisa
basada en el comportamiento animal.El raciocinio que está por detrás de esta
tercera premisa científica homosexual podría ser formulado así: “El
comportamiento homosexual se observa en animales. Los animales siguen sus
instintos de acuerdo con su naturaleza. Por tanto, la homosexualidad está de
acuerdo con la naturaleza animal. Una vez que el hombre es también animal,
entonces la homosexualidad debe también estar de acuerdo con la naturaleza
humana.”
¿El infanticidio y el canibalismo son también parte
de la naturaleza humana?
Esta tipo de raciocinio homosexual es insostenible.
Quienes lo aplican a actos aparentemente homosexuales entre animales deben
aceptar también otras formas de comportamiento animal, tales como el que los
padres maten a sus descendientes, o que algunas especies se devoren entre sí,
pues están de acuerdo con la naturaleza animal.[16]Aplicando este raciocinio al
hombre (porque también es animal) forzaría a aceptar la conclusión absurda de
que el infanticidio y el canibalismo están de acuerdo con la naturaleza
humana.[17]
No existe en animales un “instinto homosexual”
Cualquiera que se ocupe de la más elemental
observación animal es forzado a concluir que la “homosexualidad” animal, el
infanticidio y el canibalismo son excepciones al comportamiento normal animal.
En consecuencia, no se puede hablar de ellos como de instintos en la naturaleza
animal. Estas formas observables y excepcionales de comportamiento animal
resultan de otros factores que están más allá de los instintos normales.
Explicando el problema: estímulos que se chocan e
instintos confusos
Explicando el problema de estos comportamientos, la
primera observación debe ser el hecho de que los instintos animales no están
atados por el determinismo absoluto de la leyes físicas que gobiernan el mundo
mineral. En varios grados, todos los seres vivos pueden adaptarse en algo a las
circunstancias. Ellos responden a estímulos internos o externos.En segundo
lugar, la cognición animal es puramente sensorial, limitada a sonidos, olores, tacto,
gustos e imágenes. Así, ellos no tienen la precisión y claridad de la
percepción intelectual humana. Por lo tanto, no es raro que los animales
confundan una sensación con otra o un objeto con otro.
Los instintos mueven un animal hacia un fin de acuerdo
con su naturaleza. Sin embargo, la confianza espontánea del impulso instintivo
puede sufrir modificaciones en su curso, cuando otras imágenes sensoriales,
percepciones o memorias pueden entrar en juego como nuevos estímulos que
afectan el comportamiento del animal. También, el conflicto de dos o más
instintos puede a veces modificar el impulso original.
En el hombre, cuando dos reacciones instintivas se
chocan, el intelecto determina el mejor camino a seguir, y la voluntad entonces
refrena un instinto mientras estimula el otro.
Con animales, dada la ausencia de intelecto y
voluntad, cuando dos impulsos instintivos chocan, prevalece aquel más
favorecido por las circunstancias. Esto resulta en casos observables de
“infanticidio” animal, canibalismo y “homosexualidad.”
“Infanticidio” animal
Sarah Hartwell explica que gatos matan sus gatitos
como resultado de recibir señales mezcladas de sus instintos:La mayoría de las
gatas pueden conmutar entre “el modo de jugar” y “el modo de cazar” para no
dañar a sus crías. En las gatas este desconectar del “modo de cazar” puede ser
incompleto y, cuando ellas están muy excitadas con el juego, el instinto
“cazador” se refuerza y ellas pueden matar a los gatitos. El instinto de caza
es tan fuerte, y es tan duro desactivarlo cuando la presa está presente, que el
descuartizar y aun el comer los gatitos puede seguirse… Compare el tamaño,
sonido y actividad de gatitos con el tamaño, sonido y actividad de la presa.
Ambos son pequeños, tienen voces chillonas y tienen movimientos rápidos y
erráticos. Todo esto dispara el comportamiento cazador. En la gata, el
comportamiento maternal no siempre puede sobrepasar el comportamiento cazador y
ella trata a los gatitos exactamente del mismo modo como trataría a una presa
pequeña. Sus instintos están confundidos.[18]
Canibalismo animal
A respecto del canibalismo animal la revista Iran
Nature and Wildlife Magazine comenta:[Un] caníbal es un animal que se alimenta
de otros de su propia especie… Alrededor de 140 especies diferentes muestran
tendencias caníbales en varias situaciones. El canibalismo es más común entre
vertebrados inferiores e invertebrados, a menudo debido a que el animal
depredador confunde a uno de su especie con una presa. Pero también ocurre
entre pájaros y mamíferos, especialmente cuando la comida es escasa.[19]
Comportamiento animal “homosexual”
Exactamente porque los animales carecen de razón,
sus medios de expresar sus estados afectivos (temor, placer, dolor, deseo,
etc.) Son limitados. Los animales carecen de los ricos recursos de que el
hombre dispone de adaptar su modo de hablar, mirar y hacer gestos para expresar
sentimientos. En consecuencia, los animales a menudo expresan ambiguamente sus
estados afectivos. Ellos piden prestadas, por así decir, las manifestaciones
del instinto de reproducción para manifestar los instintos de dominio,
agresividad, temor, gregarismo, etc.Un ejemplo típico de este fenómeno puede
ser visto con bonobos. Estos mamíferos de la familia de los chimpancés
mantienen un comportamiento aparentemente sexual. Estas actitudes sexuales son
su manera de expresar dominio, temor, aceptación y otros estados afectivos.
Así, Frans B. M. De Waal, que pasó cientos de horas observando y filmando
bonobos, dice:
Hay dos razones para creer que la actividad sexual
[comportamiento] es la respuesta del bonobo para evitar conflicto.
Primero, cualquier cosa, no solamente el alimento, que despierta el interés de
más de un bonobo a la vez tiende a resultar en contacto sexual. Si dos bonobos
se aproximan a una caja de cartón lanzada dentro de su cerca, ellos rápidamente
montarán encima del otro antes de jugar con la caja. Tales situaciones conducen
a riñas en la mayoría de las otras especies. Pero los bonobos son enteramente
tolerantes, quizá porque ellos usan el sexo para apartar la atención ydiluir la
tensión.
Segundo, la actividad sexual de los bonobos a
menudo ocurre en contextos agresivos sin relación alguna con la comida. Un
macho celoso podría expulsar a otro lejos de la hembra, después de lo cual los
dos machos se reúnen y realizan un frotamiento de los órganos sexuales. O
después de que una hembra golpea a una cría, la madre de esta última
puede embestir a la agresora, acción que es inmediatamente seguida por un
frotamiento de los genitales entre las dos adultas.[20]
Otra explicación para el comportamiento
aparentemente “homosexual” entre animales es la confusión al identificar al
otro sexo. Mientras más bajas sean las especies en la escala animal, más tenues
y difíciles de detectar son las diferencias entre sexos, llevando a confusiones
más frecuentes.
En todo caso, permanece el hecho de que,
cualesquiera sean las apariencias que el comportamiento animal “homosexual”
pueda asumir, ellas no vienen de un instinto “homosexual” que sea parte de la
naturaleza animal. El Dr. Antonio Pardo, Profesor de Bioética en la Universidad
de Navarra, España, explica:
Hablando en términos precisos, la homosexualidad no
existe entre animales… Por razones de supervivencia, el instinto reproductivo
entre animales es siempre dirigido hacia un individuo del sexo opuesto. Por
tanto, un animal nunca puede ser homosexual como tal. Sin embargo, la
interacción de otros instintos (particularmente el dominio) puede resultar en
comportamiento que parezca ser homosexual. Tal comportamiento no puede ser
considerado equivalente a una homosexualidad animal. Todo esto significa que el
comportamiento sexual animal abarca aspectos más allá de la reproducción.[21]
Concluyendo, la homosexualidad no es sólo contraria
a la naturaleza racional del hombre, sino también a la naturaleza animal.
Fuente: accionfamilia.org
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