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martes, 11 de junio de 2013

Practicar la palabra de Dios

Todo el que escucha mis palabras y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande". (Mt 7, 24-27)      

¿Qué caso tiene escuchar la Palabra de Dios si uno se conforma con "enseñar" a los demás lo que ha "aprendido" sin haberlo aprendido realmente? 

Uno, por ejemplo, no puede aprender a tocar guitarra si no lo hace nunca. Y si esto que es tan común y mundano, no se puede aprender sin haberlo practicado, ¡Mucho menos la Palabra de Dios que es tan Profunda y Misteriosa!

¿Acaso alguien será capaz de decifrar sus caminos por sí mismo? La respuesta es por si no lo saben: No. Es Dios mismo el que se da a conocer.

No basta con aparentar ante los demás, el que realmente practica la palabra no necesita lucirse ni dar cuentas a nadie pues se siente bien consigo mismo y Dios ve en lo secreto.

Tampoco sirve saber o recordar todo lo que Dios dice (en la biblia, misa, etc..) si a la hora de la prueba no hacemos lo que debe hacerse, ¿Así de que te sirve? 

Nadie podrá comprender realmente la Palabra de Dios si no la practica, por lo que no hay que creer a quienes predican pero no practican.

No basta ni siquiera con ir a misa, y rezar todo el tiempo, ni siquiera hacer milagroso ser sacerdote o religiosa, esto no es un seguro de que estaremos salvados si por dentro estamos llenos de Maldad o no hacemos las cosas de corazón.

Conoceremos cuando alguien pone en práctica las palabras porque ama a los demás como Dios nos ama, o bien por sus buenas obras (suficientemente buenas como para tener valor ante Dios).

Leamos la Palabra de Dios frecuentemente y así será más difícil que la olvidemos y ademas la conoceremos plenamente. Recuerden que el demonio busca siempre arrancarla de nuestro corazón con preocupaciones, presiones del mundo, de la gente, de nuestra carne, etc.... ¡No lo dejen! ¡Dios los bendiga!

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