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domingo, 30 de junio de 2013

La misión más importante

Hola queridos amigos, seguramente entre ustedes alguna vez se han preguntado, ¿Cuál es la misión más importante de nuestra vida? ¿Cuál es la misión más grande encomendada por nuestro señor Jesús? Sin duda alguna es: PREDICAR LA PALABRA DE DIOS Y CUMPLIRLA. Esto nos ha sido encomendado a TODOS los bautizados para dar cumplimiento a la obra redentora de Dios.

¿Porqué eso es lo más importante? Es muy sencillo. Todos tenemos de 2 opciones: colaborar con el mundo o colaborar con Dios. Colaboramos con el mundo cuando hacemos lo que el mundo nos manda, buscamos lo que el mundo nos puede ofrecer (fama, dinero, éxito, poder, etc...), o cuando nuestros talentos los usamos solo para nuestro propio beneficio. Creemos poder estar ayudando al mundo con nuestras acciones, pero si buscamos lo que Dios quiere el beneficio podría ser aún mayor. Veamos algunos ejemplos:


  • Si un científico descubriera una vacuna para el SIDA sería algo muy bueno, aunque esa no es la solución de raíz a ese problema de la humanidad. Recordemos que las desgracias son algo permitido por Dios para nuestro arrepentimiento. Y también las curas. Sin embargo, aun cuando el SIDA sea curado, si no la humanidad no cambia sus hábitos de promiscuidad y de ver al sexo como algo sobre todo recreativo, en lugar de verlo como la unión íntima, la consumación del amor entre hombre y mujer, el acto indispensable y digno para la creación de una nueva vida.... el problema no habrá sido resuelto. Pues aún cuando se curen las consecuencias (de la verdadera enfermedad de no darle su verdadero valor a la unión sexual), saldrán inevitablemente nuevas consecuencias, nuevas enfermedades, nuevas consecuencias cada vez peores. Pues la enfermedad primera (el SIDA, que sin duda tampoco es la primera pues ha habido otras enfermedades bastante malas anteriormente) sirve como advertencia de que algo se está haciendo mal. Pero en lugar de hacer caso a esa advertencia simplemente se evade y se busca evitar las consecuencias. Por lo que aún cuando se eviten estas, llegarán otras cada vez peores.

  • En cambio, si el mismo científico o cualquier otra persona, predica la Palabra y con su ejemplo convence a los demás para que se conviertan y cambien, automáticamente el problema estará resuelto. Quizás no todos cambiarán pero si la gran mayoría. Y eso es lo que hacían los SANTOS, eso es lo que hizo Jesús y sus apóstoles. Y eso es a lo que estamos llamados todos.
Si la gran mayoría del mundo cambiase, resolveríamos la gran mayoría de los problemas de la humanidad: la pobreza, el hambre, la guerra, etc... y Dios mismo nos ayudaría a superar con mucho todas las dificultades que se nos pudieran presentar. No busquemos en otro lugar las soluciones a nuestros problemas, están en el amor a Dios y en el amor los unos por los otros.

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